PARA SER, PRIMERO HAY QUE RESPIRAR.

PARA SER, PRIMERO HAY QUE RESPIRAR.

Para ser, primero hay que respirar, reclama una identidad ecológica común a todos los humanos, al margen de cualquier diferencia que pueda distanciarles, como un nexo imprescindible para nuestra supervivencia. El trabajo empieza a ocurrir mucho antes de que se presente frente al público, desde el día que me invitan a realizar este trabajo, empiezo a guardar las semillas de toda la fruta que como hasta el día en el que se realiza la acción, además, también voy guardando todos los panfletos publicitarios de muy diversos servicios y objetos de consumo que llegan a mi buzón durante ese periodo de tiempo. La acción está pensada para ser realizada en un espacio público de reunión, como una plaza. Los panfletos los utilizo para realizar con ellos la siguiente frase: “Antes éramos árboles” para ello pido ayuda de las personas que estén conmigo en ese momento. Una vez que la frase está escrita, reparto entre todo el público sobres con la frase del título y los voy rellenando de tierra. Después saco una caja con todas las semillas recolectadas durante ese tiempo y voy plantando una por sobre. Les doy a elegir al público el tipo de semilla a plantar, limonero, manzano, peral; dependiendo de las semillas que tenga. vídeo

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Fotos: Nieves Alarcón, Isabel León Guzmán y Mariaaa.

Este es el texto que escribí sobre el trabajo para el catálogo de las VII Jornadas de Arte de Acción Chamalle X de la Facultad de Bellas Artes de Vigo. Pontevedra:

La identidad inexcusable.

Se considera que la identidad cultural se define por oposición a otras. Un grupo se define a sí mismo como tal al notar y acentuar las diferencias con otros grupos y culturas. Un conjunto de personas cree pertenecer a la misma cultura cuando se basa en unas normas comunes, pero la apreciación de tales códigos es posible solamente mediante la confrontación con su ausencia, es decir, con otras culturas, con la otredad.

¿Puede existir una identidad cultural en la que el conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento neutralizaran la otredad? Estaríamos hablando de una identidad común a todos, en la que sus reglas básicas y los significados que subrayasen su producción, actuaran como elemento cohesionador a nivel general para todas las personas, en la que cualquier individuo pudiera fundamentar su sentimiento de pertenencia. Obviamente nos estaríamos refiriendo a una identidad cultural, en la que de cierta forma, se revisaran las convenciones compartidas en las que se basan todas las identidades culturales actuales, estas dan por supuesto nuestra propia existencia; quizás ha llegado el momento de no dar por hecho que nuestra respiración, nuestra hidratación, nuestra alimentación están aseguradas, y la de nuestros sucesores tampoco. Durante demasiado tiempo hemos dado la espalda al hecho de formar parte de un sistema del que dependemos y que da señales alarmantes de agotamiento que no queremos afrontar.

La identidad inexcusable sería aquella común a todos los seres vivos, sería aquella que convive con la específica de cada individuo, pero asegurando que esta no olvida la necesidad de actuar respetando el medio que permite nuestra existencia y nuestra continuidad.